INFANCIA I
Yo era consciente de la necesidad de aportar dinero a casa, así que salía al campo, yo solo, a buscar caracoles. Me pagaban 1 peseta el kilo.
También cogía setas de cardo. Se las vendía al cura, que me daba 3 pesetas por kilo.
Este dinero venía bien a la familia, ya que mi padre ganaba 10 pesetas por un día de trabajo.
Como mi madre, a veces, compraba pájaros, pensé que podía encargarme yo de cazarlos. Mi padre los pelaba y mi madre los guisaba con patatas... ¡y ya teníamos cena!